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Guerra en Ucrania

Los tanques occidentales que pueden cambiar la guerra: 100 blindados para romper la defensa rusa

Los aliados de Ucrania le entregan sus mejores carros de combate para facilitar un golpe definitivo de Kiev sobre las tropas rusas y frustrar los esfuerzos de Putin

Un carro de combate Abrams, en unas maniobras en Alemania.
Un carro de combate Abrams, en unas maniobras en Alemania.Abacapress
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Desde que aparecieron por primera vez en un campo de batalla para acabar con las viejas cargas de caballería (15 de septiembre de 1916 en Flers-Courcelette, frente del Somme), los tanques han sido el principal ariete bélico para romper las defensas enemigas y conquistar territorio hostil. Aquella acción aliada contra las tropas alemanas, con unos 21 blindados irrumpiendo en las trincheras, causó el pánico entre los soldados del Kaiser, incapaces de enfrentarse a aquellos monstruos. Los alemanes se retiraron cuatro kilómetros a la carrera.

Hoy, más de 100 años después de la batalla de Flers-Courcelette, el carro de combate sigue teniendo un efecto devastador sobre la infantería. Ucrania no ha dejado de reclamárselos a sus aliados desde el principio de la guerra, pero el control de la escalada ha obligado a proporcionar ese armamento poco a poco. Primero llegaron los antitanques Javelin para frenar las columnas blindadas rusas en torno a Kiev. En verano arribaron las lanzaderas Himars para machacar la logística rusa y degradar su avance en el Donbás. Después entregaron decenas de baterías antiaéreas para proteger las ciudades ucranianas y frustrar los bombardeos rusos a las infraestructuras energéticas. Ahora se espera al menos 100 de los mejores carros de combate de la OTAN para dar un golpe definitivo al ejército ruso y permitir que Ucrania recupere su territorio.

¿Por qué era importante para Ucrania recibir estos tanques ahora? Durante este invierno, la intención de Serguei Surovikin, el anterior comandante de las tropas rusas en Ucrania, fue la de congelar la guerra, pasar a la defensiva y ganar tiempo hasta volver a recomponer las capacidades del mermado ejército ruso. Para ello, ordenó la construcción de grandes barreras defensivas con fosos antitanque, dientes de dragón y búnkeres para proteger lo único que ha conseguido mantener desde el 24 de febrero: el corredor terrestre que une Crimea con el Donbás.

Claro que Ucrania tiene tanques propios: tanto los entregados por Polonia, República Checa y hasta Marruecos (todos de origen soviético, también los producidos en sus propias fábricas (casi todos modelos T64 en su mayoría) como 543 carros de combate arrebatados al enemigo, muchos de ellos T62 (que ya estaba de servicio durante la Primavera de Praga) T72, T80 y hasta algunos modernos T90 capturados durante la liberación de Jarkiv y Jersón.

¿Son estos modelos suficientes para atravesar esas nuevas fortificaciones construidas desde Zaporiyia hasta Donetsk? No lo parece. Los carros de combate de origen soviético no sólo han sido usados de forma muy deficiente por parte de sus tripulaciones rusas, sino que también han resultado muy vulnerables a los drones ucranianos y a los antitanques aliados sobre el hombro. Eso explica que las pérdidas de tanques rusos en la guerra ascienda a una cifra escandalosa: 1642 carros de combate según fuentes abiertas (Oryx).

Al margen del enorme embudo logístico que le espera a Ucrania con modelos de tanques tan diferentes (Leopard 2 alemán, Challenger 2 británico y M1 Abrams estadounidense), Kiev disfrutará ahora de un puño acorazado sólo superado en la OTAN por EEUU (si suma lo que tiene a lo que llegará). Estos carros de combate, muy superiores a sus equivalentes rusos incluso en sus versiones más antiguas, pueden darle a Ucrania la posibilidad de asestar un golpe definitivo a las fuerzas rusas para obligar a sentarse al régimen ruso en la mesa de negociaciones en condiciones mucho más débiles que las actuales.

Ese es el objetivo de los aliados: preparar a Ucrania para golpear a Rusia en su talón de Aquiles (con una gran ofensiva desde Zaporiyia a Melitopol o Mariupol) y que Moscú vea amenazada así Crimea, lo que podría detener la guerra para negociar. De ahí que se produzca ahora este gran movimiento armamentístico no visto hasta la fecha.

Gran ofensiva de Primavera

Como es lógico, contar con estos sistemas cambia por completo la estrategia de Kiev, que esperará a contar con todo este material acorazado para acometer cualquier gran ofensiva. Primavera de 2023 espera grandes movimientos de tropas, aunque Ucrania tratará de no dar demasiadas pistas sobre dónde, cómo y cuándo sucederá, como ya demostró con sus contraofensivas en Jarkiv y Jersón, movimientos maestros de ocultación y velocidad.

Para Vladimir Putin, en cambio, esta entrega masiva de armamento supone un mensaje duro. Hace semanas que el dictador ruso había puesto su industria a trabajar sólo para la prolongar la guerra. Además, centenares de miles de hombres rusos temen ser llamados a una segunda gran recluta para atacar de nuevo Kiev desde Bielorrusia, como ha alertado la inteligencia de EEUU. Pero si la intención de Putin era prolongar el conflicto para recuperar la iniciativa a la espera de que los aliados de Ucrania terminaran por agotarse y descoserse, ha sucedido todo lo contrario. La decisión de la entrega de tanques, pese a las dudas alemanas, es un golpe diplomático contundente y coordinado.

Ahora Moscú tiene aproximadamente mes y medio de tiempo para intentar algo antes de que lleguen los primeros blindados de sus aliados y sus tropas sean entrenadas. El curso de carrista de Leopard 2 (un carro diseñado para ser usado por reclutas de reemplazo) suele durar tres semanas, pero los ucranianos aprenden rápido, como ya han demostrado con otros sistemas difíciles como los Himars, y quizá sean capaces de reducir los tiempos. Para formarse en los Abrams, en cambio, tardarán más: son plataformas más complejas, alimentadas por una turbina que usa combustible de avión y que está concebido para tropas profesionales con un poderoso músculo logístico. Ucrania usará a la vecina Polonia, poseedora de este modelo en su arsenal, como base de reparaciones y formación.

Si ningún alto el fuego lo remedia, en los próximos meses veremos el primer enfrentamiento masivo de blindados rusos contra tanques occidentales que jamás tuvo lugar en la Guerra Fría. Esas batallas medirán las capacidades de ambos bloques y pondrán de manifiesto las glorias y miserias de sus tecnologías y posiblemente dicten cómo será el final de la guerra.

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